domingo, 24 de febrero de 2013

Tiempo de vivir

Tal vez debí hacer esto mucho antes.
Claro que entonces habría tenido que darme cuenta también hace varias semanas. Pero al menos aún hay tiempo.

¿Les conté que estoy en Argentina? ¿Que viajé aquí por dos meses, lejos de mi vida en mi país, sin restricciones y para disfrutar?
Bueno, ahora lo saben.
Estoy aquí, a diez días de volver y he empezado a darme cuenta que tengo que divertirme más (era la idea, después de todo).

Unas vacaciones. De mi familia, de la universidad, de los permisos, de las restricciones, de mi país, del trabajo....de todo y todos.

Pero hubo algo que me faltó: unas vacaciones de mí misma.
Vacaciones de mi sentido común.
Vacaciones de ser tan responsable.
Vacaciones de ser puntual.
Vacaciones de familiares sobreprotectores.
Vacaciones de límites de alcohol.
Vacaciones de no salir los fines de semana.
Vacaciones de estudiar las 24 horas al día.
Vacaciones de levantarse temprano
Vacaciones de los toques de queda al salir de fiesta.
Vacaciones de vestir ropa decente.
Vacaciones de la política de no coquetear con desconocidos.
Vacaciones de ser una chica sana.

Pero, ¿adivinen qué? Más vale tarde que nunca.
Tal vez algo salga mal. Lo sé.
Sin embargo, acabo de darme cuenta (a tiempo, felizmente) de que no voy a seguir solo sentada en un rincón. Y de que, algún día voy a lamentar no haber aprovechado la oportunidad cuando pude.

Así que, es hora de asegurarse que los cerrojos que me impedían salir están convenientemente rotos.
Es momento de dejar en casa la cordura y el corazón para no hacerlos trizas durante la noche (y la madrugada y tal vez el día siguiente).
Es tiempo de salir a festejar por todas las razones equivocadas, pero....¿importa realmente?
Soy joven y (esperemos) no tan idiota. Es tiempo de vivir.

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